De cómo ordenar tu habitación puede traer “más sentido a tu vida”


Sí, lo sé, parece una de esas frases de autoayuda o de las que tanto nos han repetido nuestras madres: “limpia tu escritorio”, “ordena el armario” o “recoge tu habitación» si quieres encontrar lo que buscas. 

Ya ves, aquí me tienes, dándole la razón a mi madre y dejándolo por escrito…

Creo que madurar debe ser eso, llegar a darle la razón incluso y, sobre todo, a tu madre.

Pero es que sin orden hay confusión, y cuando nos encontramos en una situación confusa, tenemos dos opciones muy clásicas. 

La primera consiste en la agitación


Como no sabes bien lo que sucede, o dónde están las llaves, que “jurarías haber dejado en esa mesa”, te agitas buscando y removiendo sin ton ni son, generando más caos y desorden.

Sería lo mismo que encontrarse conduciendo por una carretera con niebla y optar por acelerar. 

La segunda opción, cuando ya has vivido en la primera y te has desesperado bien, pasa por parar


Por serenarse

Empezar a ordenar el escritorio y la habitación, sin prisa pero sin pausa, hasta que aparezcan las llaves (o se disipe la niebla). 

Y aunque esta última alternativa suele ser la mejor, no siempre es la primera que te pasa por la cabeza.

Lo mismo ocurre cuando experimentas confusión y malestar en distintos ámbitos de tu vida, mientras los demás parecieran estar serenos y en equilibrio.

O peor, que tanto fuera como dentro de ti todo pareciera estar “jodido”, encontrándote en la tormenta perfecta.

Como si navegaras en mitad de una tormenta con un bote que comienza a inundarse o te ahogaras en tu propio vaso de agua…

Y en esa situación, te encuentras con que

No le encuentras sentido a todo lo que antes te había fascinado

Te cuesta entenderte, valorarte, saber a dónde vas

Parece que lo tienes todo, y aun así te consume la sensación de saber que algo no está en su sitio

Se manifiesta cierto grado de tensión e incomprensión en tu relación con los demás

Desconectas hasta de tu sexualidad, que se ha vuelto mecánica y sin satisfacción real

Hola soy Arturo, y antes de estar aquí contándote esto, viví un combo “tormenta perfecta”.

Durante una época de mi vida en la que fui acumulando confusión, malestar e insatisfacción, dentro y fuera de mi, opté por la vía de la agitación para “solucionarme”. 

No es que mi vida estuviera desestructurada, para nada. El problema es que mi manera de vivirla e interpretarla, la convertía en esa especie de niebla en la carretera que te impide saber dónde estás y a dónde vas. 

Como Don Quijote, veía más gigantes que molinos y más la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio…

Pese a todo, yo pensaba realmente que estaba avanzando…

Mi agitación y confusión consistía en formaciones continuas, talleres de crecimiento personal, sobreexigencia, rigidez, teorías cambiantes cada día, chacras, eneagrama, nihilismo, zen…

Pero, sobre todo, en una especie de huida loca hacia adelante que me llevó a una ruptura de pareja y a cambiar de trabajo para encontrarme, al final, más confuso y perdido todavía.

Y estando a la deriva me llegó un “message in a bottle“ …

En mitad de toda esa confusión y desespero vital, apareció el mapa. Sí, has leído bien, un mapa. Y aunque cuando hablamos de mapas nos vienen a la cabeza las aventuras de exploradores – o Waze si eres más millenial -, el mío era muy distinto.

Se trataba de un “mapa único”, del “mapa de mi alma” (leer con voz Pablo Neruda), de una instantánea nítida y profunda de cómo construía mi interpretación de las cosas y como creaba, por tanto, mi realidad interna y externa. 

La forma de parar, serenarme y ordenar mi mirada para salir de la confusión y conectar con el sentido, en lugar de seguir acumulando agitación, conflicto e insatisfacción.


Mi propia hoja de ruta para saber dónde estaba, porqué estaba cómo estaba y hacia dónde me encaminaba si no tomaba cartas en el asunto.


Así descubrí el Perfil de Valores Hartman, un mapa único y extraordinario que me ayudó a rediseñar la manera de interpretarme a mí y a mi entorno, poniendo el foco de manera precisa y reveladora en todo aquello que había quedado fuera de mi alcance y bloqueaba mi desarrollo.

Y puede reafirmarme en aquello de que si las personas somos únicas, singulares e infinitas es, precisamente, por nuestra forma de ver e interpretar las cosas, por nuestra manera de ser, hacer y pensar.

Ya lo dijo Henry Miller cuando aseguraba que

“nuestro destino nunca es un lugar,

sino una nueva forma de ver las cosas”

Y, entendiendo eso, comencé mi camino hacia la persona que ahora soy.

Tenía el mapa para poder andar y entender mi propio desarrollo. No el de nadie más, sino el mío propio y particular, sin soluciones mágicas de esas que valen para todo el mundo y no aportan nada “significativo” para ti.

Y, como se suele decir, una cosa llevó a la otra, y me formé en

Axiología formal e interpretación del Perfil de Valores Hartman
Coaching Co-Activo
Y el Método Co-Visage®

Y ahora me dedico a acompañar a valientes como tú, con esta poderosa herramienta de autoconocimiento y transformación, a dejar la confusión y agitación intercambiándolas por claridad y comprensión.


He ordenado mi mirada y, en consecuencia, he ganado libertad, conciencia y sentido (y mucho trabajo que me queda, pero bien enfocado).

Y eso es justo lo que quiero ayudarte a conseguir a ti.

Foco para emprender tus proyectos
Comprensión para ser menos intransigente contigo
Capacidad de análisis y estructura para entenderte y que refuerces tus dones y trabajes en tus áreas de mejora

En definitiva, ayudarte a entender quién eres, para qué eres quién eres y a dónde te encaminas, respondiendo a estas preguntas que, en el fondo, es posible, que no supieras que necesitaran una respuesta.


Pero, si lo que quieres es conocer más sobre mí, entonces sigue leyendo

No recuerdo bien, pero mis padres siempre me han dicho que de pequeño mi curiosidad ya era insaciable, y que no había nada en casa que yo no supiera en qué cajón se guardaba ni ningún por qué que dejara pasar sin respuesta. 

Así que no me quedó más remedio que canalizar esa curiosidad estudiando económicas, haciendo un MBA y tratando de entender cómo funcionaba el mundo, las leyes y órdenes que gobiernan nuestra vida o, al menos, los relativos al ámbito material.

Pero aún así, mi necesidad de entender y trascender era mucho más profunda y, después de años trabajando como controller financiero, empezaba a experimentar cierto desencanto con las respuestas que venían solo desde la vertiente más racional, técnica y aséptica de las repetitivas tablas de Excel.

Mientras, seguía leyendo, en mis dinámica de talleres, sobreexigencia y confusión, picoteando miles de cosas y sin entender, de verdad, lo que le hacía falta a mi vida.

Fue así como llegué a eso del “desarrollo personal” y descubrí que nada tiene que ver con dar saltitos de emoción ni abrazar árboles en el jardín botánico…

Se trata de aceptar quién eres y comprometerte con lo que quieres ser

De todo mi viaje personal he aprendido algo muy valioso: muchas herramientas son muy buenas y necesarias, pero conviene saber escoger la correcta para el problema concreto que tengas y en el momento oportuno, porque sino contribuyes a crearte más confusión y malestar.  

Y es que, por más útil que sea un destornillador, no se te ocurriría utilizarlo para remover una sopa, ¿o si?

Por eso, lo más importante, es entender cúal es el verdadero problema, saber cómo se ha creado y cómo se mantiene, para poder andar el camino de la solución y no el de la agitación.

Desde esta revelación nació mi proyecto, para acompañarte a descubrir, de manera objetiva y estructurada, lo que necesites saber sobre tu manera de pensar, sentir y actuar para encaminar correctamente tu desarrollo con las herramientas necesarias.

Eso es lo que se consigue descubriendo tu patrón valorativo personal: te ayuda a no seguir creando y perdiéndote en tu propia tormenta perfecta.

Si algo de lo que te he contado resuena contigo y quieres saber cómo puedo ayudarte a dar con tu propio mapa, puedes decírmelo aquí.

Pero, si todavía te has quedado con ganas de saber un poco más sobre mí.

Me encanta la fotografía. Cuando salgo a fotografiar aparecen respuestas y también nuevas y maravillosas preguntas

No puedo vivir sin música. Imposible. Esto mismo lo estoy escribiendo con música de fondo

Me gusta nadar, lo hago varias veces cada semana, pese a que verme con el gorro sea un momento difícil 😉